El Euro en problemas

(Artículo que me publicó la Revista Agenda, edición de marzo de 2010)

La Unión Monetaria europea, que entró en efecto en forma palpable con circulación de sus billetes y monedas en 2002, se encuentra en serios aprietos y, según algunos analistas, podría entrar en crisis y terminar disolviéndose en tan corto plazo como uno o dos años.

La crisis financiera mundial ha causado estragos en todo el mundo, pero definitivamente a unos los ha golpeado más que a otros. Ya Islandia en 2008-2009 tuvo un virtual colapso de su sistema financiero privado. El año pasado 2009 vimos cómo Dubai, que por años asombró al mundo con su acelerado crecimiento inmobiliario y sus imponentes proyectos de construcción dignos de portada de revista, evitó (o quizás sólo pospuso) su colapso gracias a la billonaria ayuda de sus vecinos de Abu Dhabi.

Pero la crisis en el mundo no ha terminado, y las cosas comienzan a complicarse. Los gobiernos están recibiendo menos ingresos por impuestos, debido al bajón en actividad económica. Algunos de los países con serios problemas financieros son miembros de la Unión Europea.

Grecia

El caso particular de Grecia es quizás el más inminente. Al momento de escribir este artículo (fines de enero), se comenta del fuerte rumor sobre un acercamiento que tuvieron las autoridades del Ministerio de Finanzas de Grecia, con el Banco Central de China, para persuadir a éstos de comprar unos EUR 25 billones en títulos de deuda soberana de Grecia. El rumor ha sido desmentido tanto por el Ministerio de Finanzas de Grecia, como por su contraparte de China. Sin embargo, dada la situación crítica de las finanzas griegas, es más que probable que el acercamiento se haya dado.

La deuda pública de Grecia es de 113% de su Producto Interno Bruto (PIB), y según estimaciones del propio gobierno griego, durante 2010 la deuda alcanzará el 120% del PIB. Con un déficit fiscal que el año 2009 rondó el 15%, y con proyección a aumentar sustancialmente este año, la situación de las finanzas públicas griegas se pone cada vez peor. Según estimaciones del propio gobierno, se requerirá colocar unos EUR 53 billones en 2010 para poder hacer frente a las obligaciones corrientes del Estado griego.

Barbas en remojo

España, Portugal e Italia se encuentran en situaciones similares, aunque aún no tan inminentes, a la de Grecia. El caso de España, por ejemplo, no es tan grave en cuanto a su razón Deuda/PIB, pero sí es grave en su déficit fiscal, que también ha aumentado con la contracción económica. El Profesor Noriel Roubini, famoso por su predicción acertada de la crisis financiera desatada en 2008, opina que mientras que el colapso de las finanzas públicas de Grecia sería un problema para la Unión Monetaria, el colapso de España sería una catástrofe, ya que España es la cuarta economía más grande del bloque monetario europeo.

Si estos países no fuesen parte de la Unión Monetaria, probablemente atenderían la crisis devaluando su moneda. Esto permitiría a corto plazo hacer frente a su servicio de deuda, mejoraría la balanza de pagos, y aliviaría el déficit fiscal. Claro que esto sería a costa de aumentar la presión inflacionaria y resultaría en un desincentivo a la inversión, lo que a la larga empeoraría las cosas. Pero ya sabemos que los políticos tienen un horizonte de cinco años (o cuatro, según sea el período electoral en el país respectivo).

Pero al integrarse a la Unión Monetaria, los países miembros han cedido la facilidad de hacer ese tipo de maniobras para resolver una crisis interna, y se han comprometido a ciertos estándares de manejo financiero que les restringe su capacidad de maniobra con políticas monetarias y fiscales.

Por qué los gobiernos no se ajustan

A diferencia de una empresa privada, donde la gerencia reacciona recortando gastos cuando el flujo de efectivo se deteriora, en el gobierno la reacción casi nunca es similar. Los gobiernos se caracterizan precisamente por la ineficiencia, la burocracia y el clientelismo. El gasto público tiende a inflarse durante los años de auge económico, pero cuando llegan las vacas flacas el ajuste casi nunca llega como debería, y en vez de ajustarse el cinturón, los gobernantes buscan ordeñar más a la vaca (aunque ya ésta no dé más leche). Las medidas de reducción del gasto son impopulares, la reducción de planilla es algo que los políticos nunca consideran en serio (al menos cuando están en el poder), y la reducción de programas de gasto que resultan en derroche es lo último que quiere hacer un político, porque dichos programas una vez instaurados generan dependientes que toman lo que reciben como un derecho y no como una mera expectativa. Quitarles de buenas a primeras eso que perciben como derecho, genera descontento. Muchos gobiernos han caído al aplicar medidas de ajuste fiscal y por ello los políticos en el poder casi nunca recurren a esto, sino sólo cuando no queda otra opción.

¿Rescate paneuropeo?

A medida que se agrava la situación de las finanzas públicas griegas, algunos especulan que los demás países miembros, no sólo de la Unión Monetaria sino también los países de la Unión Europea que no son parte del Euro, saldrán al rescate de Grecia para evitar que ésta tenga que abandonar el Euro. Pero según encuestas recientes, una amplia mayoría de los alemanes (70%) está en contra de que su gobierno salga al rescate financiero de otros gobiernos europeos, y altas autoridades del gobierno alemán han señalado que no habrá rescate. Si resulta así, los griegos tendrán que salirse de la Unión Monetaria y ello marcará la primera fractura en el edificio Euro. Y luego seguirían los demás países en situación precaria.

Por otro lado, si los demás países de la Unión Europea, liderados por Alemania, salen al rescate financiero, pondrían en peligro sus propias finanzas nacionales. Inglaterra, por ejemplo, ha visto también mermadas sus recaudaciones e incrementado su desempleo. Alemania, aunque no tan grave ni mucho menos, también ha visto su desempleo crecer considerablemente con la crisis.

Mucha tela que cortar

La presente crisis europea pinta ser la primera gran prueba a que será sometida la joven Unión Monetaria del Euro. Los alemanes dicen que no participarán de rescate alguno, y si los alemanes no participan, casi que olvidarnos de cualquier rescate. Pero los anuncios de que no habrá rescate se escuchan mucho en situaciones similares, y no siempre se cumplen. Los políticos europeos han comprometido bastante en la Unión Monetaria. Lo cierto es que la Unión Monetaria jamás respondió a necesidades de integración económica, sino de unificación política. El afán de lograr un estado paneuropeo que reemplace a los estados nacionales es lo que siempre estuvo detrás del Euro. Los europeístas pelearán por mantener intacta la Unión Monetaria, temiendo con razón que un resquebrajamiento podría desencadenar el colapso total del edificio. Definitivo que vivimos tiempos interesantes.