La sociedad anónima
(Artículo publicado en Revista Agenda, diciembre de 2011)
La sociedad anónima, cuya esencia es la responsabilidad limitada del accionista, es uno de los inventos jurídicos más transcendentales de nuestra civilización occidental. Sin la sociedad anónima, olvídese de la Revolución Industrial tal como se desarrolló, y olvídese también del enorme y sin precedentes crecimiento económico del Siglo XX y posterior.
Limitación de responsabilidad
Antes de la (británica) Ley de Compañías de 1844 (The Companies Act 1844), cuando dos o más personas se asociaban y aportaban industria y/o capital para desarrollar una empresa, formaban una sociedad mercantil en la que todos los socios eran solidariamente responsables, hasta la totalidad de sus respectivos patrimonios, por las deudas de la sociedad. Muchas empresas se desarrollaron así de manera exitosa.
Pero con la Revolución Industrial llegó la época de los megaproyectos de inversión a largo plazo. Obras de infraestructura como construcción de canales (incluídas la Compañía Universal del Canal Marítimo de Suez, y la Compañía Universal del Canal Interoceánico de Panamá), ferrocarriles, las compañías de telégrafos y luego de telefonía, así como las compañías eléctricas, desde mediados del Siglo XIX en adelante, requerían enormes sumas de dinero que requería de muchos inversionistas.
La razón es doble. Por un lado, como se trataba de obras muy intensivas en capital que, además, eran a muy largo plazo (la construcción del Canal de Suez, por ejemplo, tomó más de diez años desde que se inició la planificación hasta que pudo navegar el primer buque). El largo plazo hace que un préstamo sea inapropiado, pues el tener que pagar intereses durante tanto tiempo, sin generar ingresos con que pagarlos, encarecería demasiado la obra, en muchos casos haciéndola económicamente inviable. Así las cosas, se requería inversionistas que estuviesen dispuestos a arriesgar capital a cambio de participación en las eventuales ganancias.
El problema es que, como dentro del marco de la sociedad colectiva tradicional, todo inversionista se hacía solidariamente responsable de las deudas de la sociedad, muy poca gente (en realidad, casi nadie) estaría dispuesta a invertir capital en una empresa en la que hay literalmente miles de socios, y sobre la que no tiene ningún tipo de control. Ello equivaldría a girar un cheque en blanco a la orden de los directores de la sociedad, y no conozco mucha gente que guste andar girando cheques en blanco.
En esto radica la ventaja de la sociedad por acciones, que limita la responsabilidad de cada accionista al monto de dinero que se haya comprometido a aportar al suscribir las acciones (de hecho, al menos en el caso de las acciones al portador, el capital es dado por el accionista de manera íntegra, al momento de suscribir sus acciones). Sólo así la gente está dispuesta a invertir en una empresa sobre la que no tiene control. Su activo no es el activo de la empresa, sino las acciones, representadas en certificados fácilmente negociables.
Diversificación de riesgos
La limitación de la responsabilidad del accionista resultó también en que, precisamente porque ahora el riesgo del inversionista estaba limitado a una suma de dinero determinada, éste podía entonces invertir en empresas en que no tenía ninguna vinculación personal, más allá de su estrictamente económico aporte de capital. Un abogado que nada sabe de líneas ferroviarias ni de su administración, ahora podía invertir parte de sus ahorros en una compañía de ferrocarriles. El abogado logra entonces una diversificación de sus inversiones y, por tanto, de sus riesgos empresariales.
Exponencial aumento del capital
El abogado del ejemplo anterior, y también el maestro de escuela, y el médico, y el arquitecto, etc., invertirán ahora sus ahorros, en vez de guardarlos bajo el colchón. Aquí es donde se desarrolla el enorme potencial del capitalismo. Porque capital no es lo mismo que ahorro. El dinero ahorrado bajo el colchón, o enterrado en el patio como se hacía antes, no es capital. El ahorro se convierte en capital sólo cuando es invertido con el objetivo de generar ganancias. Y la sociedad por acciones, con su limitación de la responsabilidad del accionista, es uno de las innovaciones fundamentales que permitieron el desarrollo del capitalismo.
Lo que, a su vez, permitió el sin precedentes mejoramiento de la calidad de vida en Occidente (y luego al resto del mundo que adoptó las innovaciones jurídicas y el sistema de mercado de Occidente).
El problema de las externalidades
Pero no existe nada en el mundo que sea perfecto. La sociedad por acciones y su responsabilidad limitada, pueden generar algunos incentivos perversos en algunos casos. Un ejemplo clásico sería tener una empresa de transportes, que tenga cada uno de sus vehículos bajo sociedades anónimas diferentes y separadas, de tal manera que si el vehículo colisiona y genera daños sustanciales a la propiedad ajena, el resto de la flota no se ve comprometida y estos empresarios podrían entonces burlar así su responsabilidad civil frente a los terceros a quienes han causado daños. Este peligro no es mera teoría.
Se genera así una externalidad negativa, que es el nombre que los economistas dan al fenómeno en que una persona (o varias) pueden transferir los costos de sus actividades a terceros, mientras que mantienen los beneficios para ellos. Las externalidades negativas son un problema porque, dado que quien incurre en la actividad socialmente destructiva no percibe los costos, pero sí los beneficios, dicha persona tiene un incentivo económico a incurrir en tales actividades socialmente destructivas. La contaminación y destrucción ambiental es un ejemplo de actividad con externalidad negativa, como lo es la delincuencia.
Una forma de contrarrestar el peligro de las externalidades negativas, en el contexto de la sociedad anónima, es mediante la exigencias especiales en ciertas actividades particularmente propensas a las externalidades negativas. Ejemplo, como ya se ha hecho en nuestro país, hacer obligatorio que todo vehículo automotor esté cubierto mediante una póliza de seguro de daños a terceros. O en el caso de actividades comerciales con alto riesgo ambiental, la exigencia de fianzas, o de pólizas de seguro contra los riesgos ambientales en cuestión.
Conclusión
Como dije antes, la sociedad anónima o sociedad por acciones es una de las innovaciones jurídicas más grandes e importantes de Occidente. Por las razones arriba desarrolladas, la sociedad anónima ha permitido, en conjunto con otros factores, el extraordinario mejoramiento en la calidad de vida que la Humanidad ha experimentado desde la Revolución Industrial. Muchas veces olvidamos, o más bien damos por sentado, aquellas cosas que nos permiten la extraordinaria riqueza que disfrutamos hoy, y que la Reina Victoria de Inglaterra ni siquiera pudo imaginar (la Reina Victoria jamás en su vida imaginó la Internet, la televisión ni la cirugía laparoscópica). Es importante conocer que algunos de los más importantes y trascendentales inventos de la Humanidad, han sido innovaciones jurídicas. La sociedad anónima y la responsabilidad limitada por acciones, es una.
No olvide testar
(Artículo publicado en Revista Agenda, noviembre de 2011)
Uno de los aspectos fundamentales en la estructuración de un patrimonio personal o familiar, es la planificación de la sucesión intergeneracional de dicho patrimonio. El testamento es una de las herramientas jurídicas más útiles para dicho objetivo. Veamos algo de esto.
Sucesión testamentaria vs. Intestada
En primer lugar, cuando una persona muere, para la sucesión de su patrimonio (activos y pasivos) debe iniciarse un proceso judicial de sucesión. Será una sucesión testamentaria si el difunto ha dejado testamento válido, e intestada si no lo ha dejado. Si es intestada, el patrimonio será adjudicado a las personas que están en la línea de sucesión establecida por la ley (cónyuge y descendientes; si no hay ninguno, entonces parientes en línea ascendiente; si tampoco hay, entonces hermanos, y por allí nos vamos).
Dado que la enorme mayoría de las personas desean dejar sus bienes a su cónyuge e hijos, es muy común que las personas no se preocupen por hacer testamento. Pero el testamento no es sólo para dejar bienes a personas distintas de quienes sucederían en caso de uno fallecer sin haber testado. El testamento cumple muchos otros propósitos. Entre ellos, el poder nombrar albacea, figura que facilita enormemente la administración de la herencia mientras dure el proceso sucesorio. Esto es tanto más importante cuando hay bienes que, en caso de ser desatendidos por prolongados períodos de tiempo, pueden perecer o deteriorarse, cosa que resultaría en perjuicio de todos los herederos.
Adicionalmente, el testamento ofrece la facilidad de establecer legados, que son regalos sobre bienes específicos, que el testador deja a personas determinadas. Por ejemplo, puede que usted quiera dejar su patrimonio a su cónyuge e hijos por igual, pero desee dejar su colección de monedas a su sobrino Juancho, porque ni su cónyuge ni sus hijos se han interesado jamás por la Numismática, en tanto que Juancho sí es un serio coleccionista.
Libre disposición
Al testar, una persona puede disponer libremente de su patrimonio. En Panamá no existe herencia forzosa como en otros países, en que la ley obliga a dejar la mayor parte del patrimonio propio, a aquellas personas que heredarían en una sucesión intestada. En Colombia, por ejemplo, la parte del propio patrimonio de la que uno puede disponer libremente, es sólo una cuarta parte (25%). Panamá tiene un sistema de libre disposición, como los países anglosajones, y la única limitación es que, si el testador tiene dependientes (i.e. hijos menores), puede disponer de su patrimonio, pero la ley lo obliga a dejar a tales dependientes al menos lo suficiente para cubrir sus alimentos legales.
Otras cláusulas
Hay otras disposiciones que puede el testador contemplar en un testamento. Por ejemplo, hablando de los dependientes que deja el testador, éste puede en el testamento nombrar tutor para sus hijos menores, o para aquellas personas incapaces que dependen de él. También puede establecer condiciones, tanto para sus herederos como sus legatarios, de tal modo que sólo reciban si se ha cumplido la condición establecida en el testamento.
Tipos de testamento
Básicamente son: el testamento ológrafo, escrito y firmado de puño y letra del testador; el testamento abierto, constituido ante notario, quien lo eleva a escritura pública y lo inserta en el protocolo notarial; y el testamento cerrado, caso en que el testador confecciona su testamento, lo firma y lo inserta en un sobre, que luego sella o hace que el notario selle, sin que éste o cualquier tercero sepa su contenido. En este último caso, el sello del notario en el sobre es lo que da fe que dentro del sobre está contenido el testamento del otorgante.
La ventaja del testamento cerrado sobre el abierto es que su contenido es totalmente confidencial y sólo es conocido en proceso testamentario, al fallecimiento del testador. Así se evita el testador tener que explicar por qué dejo qué a quién.
En fin, el testamento es un instrumento que toda persona debería contemplar para no dejar dolores de cabeza a sus seres queridos, cuando le toque emprender el viaje que con toda seguridad todos los seres humanos algún día emprenderemos. Consulte a su abogado y no lo deje para después. Recuerde que nadie sabe cuándo le toca.
El mito malthusiano
Posted by Jaime Raúl Molina in Ciencia Política, Economía, Medio Ambiente, Sociología, Tecnología on octubre 15, 2011
(Artículo publicado en Revista Agenda, octubre de 2011)
La idea que el planeta tiene ‘demasiada’ gente, y que dicha sobrepoblación constituye generador de pobreza, es la base de lo que se conoce como la Catástrofe Malthusiana (por Thomas Robert Malthus). Es una idea tan falaz como extendida.
La esencia del argumento malthusiano es el siguiente: la población aumenta de manera geométrica, en tanto la producción de alimentos aumenta de manera aritmética. Esta presión por producir más alimentos llevaría a la explotación de tierras adicionales, pero había que asumir que las mejores tierras ya estaban siendo explotadas y que las nuevas serían siempre marginalmente menos productivas.
Malthus publica su teoría en 1798. Más de doscientos años después, la población mundial que entonces era de aproximadamente 980 millones de personas, hoy día se estima en 6,950 millones. Sin embargo, es evidente que la calidad de vida que disfrutamos hoy día es incalculablemente mejor que la de entonces. Aún las poblaciones más rezagadas del mundo hoy, ciertamente no viven peor que hace doscientos años.
¿Por qué fracasó la predicción malthusiana?
Premisa equivocada #1: productividad constante
La principal premisa implícita de la Catástrofe Malthusiana es que la tecnología de producción de alimentos se mantiene constante. Es hasta cierto punto comprensible que Malthus asumiera esto, pues hasta unos cien años antes de su época, los medios y técnicas de producción agrícola eran esencialmente los mismos que en la Edad Media, época que a su vez era no mucho más avanzada y productiva que la romana (la rotación de cultivos fue uno de los pocos avances en técnicas de cultivo, surgidas en la Edad Media).
Pero las cosas comenzaron a cambiar en el Siglo XVIII, con inventos como el arado Rotherdam. El avance tecnológico se aceleró en el Siglo XIX con inventos como la trilla mecánica (que permitió separar de manera mecánica, el grano de la paja, en la cosecha de cereales como el trigo). Y en el pasado Siglo XX la tecnología agrícola continuó acelerando sus avances aún más. Entre otras cosas, el continuo mejoramiento de los fertilizantes químicos; el uso de plaguicidas; la continua mecanización de las tareas agrícolas con maquinaria cada vez más productiva, y el creciente mejoramiento genético de las semillas.
Basta ver ciertas tendencias demográficas durante el Siglo XX para confirmar esto. En 1900 en los Estados Unidos, el 41% de la fuerza laboral estaba en el sector agrícola. Para el año 2000, menos del 2% de la fuerza laboral estaba en dicho sector. Sin embargo, la productividad por hectárea sólo ha aumentado, en todos los tipos de cultivos.
Premisa equivocada #2: tendencias demográficas constantes
La otra premisa equivocada, es que la población continuaría creciendo de manera geométrica en todas partes. Sin embargo, con la urbanización de la población, ésta se vuelve menos prolífica en reproducirse. Es un fenómeno universal que cuando las familias se mueven del campo a la ciudad, su tasa de natalidad se reduce notablemente. En los Estados Unidos la tasa de natalidad es hoy día básicamente la tasa de mantenimiento natural (2.1 hijos por mujer). En varios países de Europa y en Japón, de hecho, la tendencia es hacia una reducción de la población. Esto, porque como dice el médico, académico y estadístico sueco Hans Rosling, en el campo los hijos son un activo, pero en la ciudad son un pasivo.
Así, a medida que la población mundial continúa mudándose a las ciudades, el crecimiento poblacional irá reduciéndose, y es previsible que llegue un momento futuro en que la población mundial se estabilice.
Conclusión
Las poblaciones humanas que siguen viviendo en extrema miseria en el mundo, principalmente en África, y algunos países asiáticos como Bangladesh y gran parte de la India, sufren de dicha condición, no por sobrepoblación, sino por seguir estancados en sistemas económicos con métodos productivos primitivos. La adopción de un modelo de economía libre, con respeto a la propiedad privada, generaría rendimientos rápidamente crecientes y fenómenos demográficos similares a los experimentados en el mundo desarrollado y en países emergentes como el nuestro. Su miseria, por tanto, se debe a factores que nada tienen que ver con sobrepoblación. En todo caso, la llamada sobrepoblación es consecuencia, y no causa, de su lamentable atraso económico y tecnológico.
Crisis de deuda soberana
Posted by Jaime Raúl Molina in Ciencia Política, Economía, Negocios on septiembre 15, 2011
(Artículo publicado en Revista Agenda, septiembre de 2011)
En julio pasado, nuevamente la Unión Europea (UE) ha tenido que salir al rescate de Grecia, luego que en 2010 tuvieran que crear un fondo para el salvataje financiero de Grecia y otros Estados europeos. Eventualmente, sin embargo, Grecia incurrirá en una suspensión de pagos, pues a estas alturas, es evidente que no puede de modo alguno repagar su deuda. La pregunta es: ¿será el único o sólo el primero de varios en Europa?
Grecia tiene ahora una relación deuda/Producto Interno Bruto (deuda/PIB) de aproximadamente 160%. Dicha ratio se ha disparado y sigue aumentando, por una combinación de dos factores: i) ingresos fiscales drásticamente reducidos, y ii) un acelerado encarecimiento del servicio de su deuda. Al momento que escribo este artículo, a inicios de agosto, la tasa de interés que Grecia tiene que pagar por los bonos con vencimiento a dos años, que tiene que emitir para hacer frente a sus gastos, es de 26% anual. Cuando un Estado tiene que pagar esa tasa de interés para endeudarse a corto plazo, está en graves problemas.
Peligro de contagio
La economía griega constituye apenas aproximadamente el 2.5% del PIB de la UE. Pero un cese de pagos de parte del estado griego tendría consecuencias que reverberarían en todo el sistema financiero europeo (y fuera de Europa). ¿Recuerda la caída de Lehman Brothers? Fue precisamente una quiebra que reverberó en los balances de otros bancos, aseguradoras y entidades financieras, que se multiplicó rápidamente hasta que en cosa de días el mundo estuvo al borde de un colapso financiero de enormes proporciones. Y es tal la razón por la que tanto el Banco Central Europeo (BCE) como la propia Comisión Europea, están buscando a toda costa evitar el colapso de la deuda griega. Los bancos en Europa, particularmente en países como España, Irlanda, Inglaterra, están ya bastante golpeados en sus balances, debido al colapso de las burbujas inmobiliarias y las quiebras dadas en 2008 y 2009.
Grecia no está sola en Europa
Acompañan a Grecia en problemas fiscales por altos déficit, Portugal, Irlanda, Italia y España (los llamados P.I.I.G.S., por sus siglas en inglés). Los casos de España e Italia no son tan graves en números, como los de Grecia, pero los bonos de tales países están conllevando primas importantes en los mercados de deuda, indicio que los inversionistas no descartan un agravamiento de sus situaciones fiscales a corto o mediano plazo.
España e Italia son importantes porque, a diferencia de Grecia, sus economías tienen un peso considerable dentro de la Unión Europea. Demasiados bancos en toda Europa tienen en sus balances, bonos de estos países. Si España o Italia llegasen a incurrir en cese de pago de sus deudas, el efecto dominó sobre los balances de entidades financieras en toda Europa, tendría el potencial de llevar a una crisis financiera de insolvencia, como la provocada por la caída de Lehman Brothers.
Prognosis
Estos altos niveles de endeudamiento son sólo en parte el resultado de las políticas de salvataje financiero con que los gobiernos occidentales reaccionaron ante la crisis financiera de 2008. El problema venía de antes, pues en épocas de auge económico los Estados tienden a inflar su gasto de manera desproporcionada, y cuando llegan las vacas flacas, al Estado le resulta difícil ajustarse el cinturón. Ahora, con las economías estancadas y hasta en contracción en términos reales, la carga de la deuda pública y su servicio se hace más pesada. A medida que aumentan las tasas de interés en el mercado, como lo está experimentando ya Grecia, España e Italia, el costo de dar servicio a la deuda aumenta. Es una bola de nieve que amenaza a muchos países y la economía mundial. Los llamados indignados en Europa, protestan contra los programas de austeridad que, lamentablemente, son necesarios para afrontar este problema. La medicina es amarga, pero si no se toma ahora, será peor después.
(Taxi) no voy
(Artículo publicado en Revista Agenda, agosto de 2011)
La calidad del servicio de taxis en Panamá es deficiente. La explicación a gran parte del por qué de las muchas deficiencias, está en que se trata de un servicio altamente regulado. Una buena dosis de libre mercado permitiría mejorar el servicio de manera notable.
Cupos: restricción de la oferta
El servicio de taxis tiene una serie de camisas de fuerza con los que lidiar, desde los cupos hasta la tarifa (regulación de precios). El sistema de cupos es una restricción artificial de la oferta. En lugar de permitir que el mercado funcione, ajustando la oferta para satisfacer la demanda, el sistema de cupos impide dicho ajuste natural. La restricción artificial de la oferta genera escasez. Es por esto que usted no puede conseguir un taxi que lo lleve a destino, a ciertas horas que son precisamente cuando más lo necesita.
Tarifa = regulación de precios = escasez
La tarifa oficial para el servicio de taxis, en la ciudad de Panamá, es un resabio de la época en que se consideraba que el Estado debía regular los precios de los bienes y servicios que el consumidor necesita. La tarifa vigente, además, es anacrónica, pues data de la década de 1990, cuando la gasolina oscilaba entre $1.50 y $1.80 por galón. El creciente precio de la gasolina, que es el principal costo operativo para un taxi, ha ido cerrando el margen de ganancias para el taxista.
La combinación de los factores antes mencionados, genera efectos nocivos, que son la queja de los ciudadanos a diario. Principalmente el “no voy”, pero además otros como el manejo desordenado (la tarifa irrealista constituye un incentivo a que los taxistas busquen métodos para mantener algún margen de ganancia. El juega vivo y el manejo desordenado, son algunos de esos métodos.)
Tarifa inflexible
La tarifa se basa en zonas, y artificialmente trata de equiparar carreras muy disímiles. Pero evidentemente, dentro de una misma zona hay unas áreas más embotelladas que otras. En libre mercado, el taxista y el usuario podrían negociar la remuneración que aplicará a la carrera en particular. Pero al no tener el taxista la flexibilidad para negociar la tarifa, su única opción es negarse a aquellas carreras en que la tarifa no le cubre ni la gasolina, o que le representarán un costo de oportunidad.
Ejemplo: usted es taxista, y se encuentra por la Calle 50 a las 5 de la tarde un día de semana. Un transeúnte le pide que lo lleve a El Dorado. Según la tarifa, es $1.50 por dicha carrera. A esa hora la carrera le tomará no menos de media hora. En media hora, con el motor encendido, usted estará consumiendo bastante combustible. Al final, el dólar con cincuenta no le cubre la gasolina que consumirá, ni qué decir del costo de oportunidad. En cambio, si usted dice “no voy” al ciudadano, más adelante se encontrará con alguien que va a otro punto allende la misma Calle 50. Resultado: usted ahora sí toma la carrera, porque en vez de media hora, en diez minutos la habrá terminado y habrá cobrado $1.25. Veinticinco centavos menos en ingresos, pero mucho menos gasolina y tiempo consumidos. La primera carrera no era rentable, la segunda sí lo es. He allí el por qué del “no voy”. Nadie se mete a un negocio para perder dinero ni tiempo. Mientras uno insista en que el taxista haga eso, seguirá escuchando “no voy”.
La solución
El sistema de cupos debe ser reemplazado por uno de licencias, en que se establece una serie de requisitos objetivos y razonables, para garantizar un mínimo de fines (seguridad y responsabilidad en los daños a terceros), y se expide una licencia de taxi a todo el que cumpla con los requisitos, sin un número finito de cupos. La tarifa se elimina, y que cada taxi establezca su propia tarifa, ya sea por distancia recorrida o por tiempo de duración de la carrera, y se hace obligatorio que anuncie dicha tarifa de manera visible en la parte exterior de su vehículo (ejemplo: $0.35/Km.; $1.50 carrera mínima). El panameño tiene que entender que no va a recibir un servicio de Cadillac a precio de carreta.
Riesgos de inversión
(Artículo publicado en Revista Agenda, julio de 2011).
Toda inversión tiene una variedad de riesgos a los que se enfrenta, que pueden resultar en la pérdida total o parcial del capital invertido, y/o de los retornos esperados. Es crucial que todo inversionista conozca y se familiarice con los diversos tipos de inversión, para hacer una evaluación apropiada de los riesgos a los que se expone con cada inversión, y así poder administrar mejor dichos riesgos.
El espacio de este artículo no es suficiente para tratar todos los tipos de riesgo de inversión que existen, pero podemos ver de manera general, al menos algunos de los más importantes.
Riesgo de crédito
Es el riesgo que un acreedor pierda dinero, como resultado de que un deudor incumpla pagos acordados de la deuda (ya sea intereses, capital o ambos). Cualquier evento de incumplimiento se conoce en el mundo financiero se conoce más como un impago de deuda, y abarca no sólo la falta total o parcial de un pago programado, sino también situaciones en que el pago es realizado íntegro, pero en fecha tardía (la pérdida en este caso para el acreedor va por una reducción de su flujo de caja, además del costo de oportunidad).
Este riesgo es relevante respecto de títulos que representen obligaciones crediticias, como bonos, notas, valores comerciales negociables, certificados de depósito. Es un riesgo controlable mediante el uso de herramientas de evaluación financiera, como las razones financieras (ratios), que permiten hacer estimaciones cuantitativas del mayor o menor riesgo de crédito de una empresa y por tanto de sus emisiones de deuda (principalmente razones de apalancamiento, que miden qué tan endeudada está la compañía versus los activos, o versus el capital con que cuenta).
Y aparte, está la diversificación: no invertir toda la cartera (ni más allá de un determinado porcentaje prudencial) en el mismo título ni en títulos del mismo emisor.
Riesgo de liquidez
La liquidez de un activo, se refiere a la mayor o menor facilidad con que dicho activo puede ser vendido en el mercado con rapidez, y por tanto convertido en dinero efectivo, sin tener que hacerlo a un precio sustancialmente inferior a su valor de mercado. En el caso de instrumentos financieros que se negocian en mercados organizados (bolsas), y sobre las que se da regularmente un alto volumen de transacciones, es decir, hay mucha gente siempre dispuesta a comprar y mucha gente dispuesta a vender, se dice que hay liquidez. La principal ventaja de esto es que, al haber gran demanda y oferta, el spread (diferencia entre el monto de la oferta más baja de venta menos el monto de la oferta más alta de compra) se reduce y a unos pocos centavos.
El riesgo de iliquidez, en el contexto de inversiones, consiste en la posibilidad de que, al momento que el inversionista tenga que deshacerse de un activo en particular, dicho activo no tenga una demanda importante en el mercado y como consecuencia no se pueda liquidar, o que se pueda liquidar pero teniendo que hacerlo a un precio susancialmente por debajo de su valor estimado de mercado. Ejemplo: un número X de acciones de AAPL (Apple, Inc.,) tiene una gran liquidez en la bolsa de NASDAQ, ya que puede venderse en cuestión de segundos, a valor de mercado; en tanto que una residencia se considera bastante ilíquida, dado que encontrar comprador para una casa, a precio cercano a su valor de mercado estimado, es algo que normalmente puede tomar meses o hasta años.
Riesgo de mercado
Consiste en el riesgo de que el valor de mercado de una cartera se vea mermado ante una baja reducción generalizada en los precios de instrumentos financieros en los mercados respectivos. Es decir, el riesgo que una cartera pierda valor, no por circunstancias peculiares a los instrumentos contenidos en dicha cartera, sino debido a una merma del mercado en general (bear market). Tradicionalmente se considera que este riesgo no es diversificable, es decir, la mera diversificación de cartera no sirve para mitigar este riesgo, debido precisamente a que se da cuando el mercado en general está en retroceso.
Por ejemplo, una cartera compuesta de acciones de compañías, puede ver reducido su valor ante un mercado bajista (bear market) generalizado. Un mercado a la baja no necesariamente implica que todos los instrumentos que allí se negocian están a la baja, sino que en general, el promedio de los valores cotizados en dicho mercado, están a la baja. Es por esto que este riesgo no es diversificable, que no es lo mismo que decir que no sea posible manejarlo.
Una manera efectiva de proteger una cartera frente al riesgo de mercado, consiste en el uso de contratos de opciones sobre instrumentos indiciarios del mercado en el que se está participando. Por ejemplo, si tengo una cartera compuesta principalmente con acciones de compañías norteamericanas, puedo comprar Puts (opciones de venta) de instrumentos derivados del SP 500 (índice que lista las quinientas compañías norteamericanas más representativas del mercado accionario, a juicio de Standard & Poor’s.).
Riesgo operacional
Si usted invierte en acciones, usted está expuesto a riesgos operacionales de cada una de las compañías en que tiene acciones. El riesgo operacional es el de sufrir pérdidas con motivo de procesos, personal o sistemas inadecuados o fallidos, o por eventos de carácter exógeno. Por ejemplo, si tiene usted acciones en una compañía aérea X, y por cualquier motivo un buen día la fuerza laboral sindicalizada de dicha compañía decide irse a huelga, usted experimentará pérdidas (lo más probable es que el precio de la acción de dicha compañía sufra mermas importantes en el mercado en que se negocie) debidas al riesgo operacional.
En cuanto a factores externos que pueden generar pérdidas poner riesgo operacional, está por ejemplo la posibilidad de que disputas con proveedores cruciales tenga por efecto la suspensión del proceso productivo en alguna de las líneas de producción. El riesgo operacional es diversificable.
Riesgo país
Si tengo acciones en una compañía minera con importantes operaciones en algún país suramericano, por ejemplo, y un buen día el gobierno de dicho país decide nacionalizar las operaciones mineras, la compañía sufrirá pérdidas y, por tanto, el precio negociado de la acción también sufrirá. Hay actividades que son más susceptibles que otras, al riesgo país, como por ejemplo, la actividad minera. El riesgo país es, por supuesto diversificable.
Resumen
Los antes expuestos riesgos no son los únicos tipos de riesgo financiero. Están entre los más importantes, pero hay otros riesgos con los que debe familiarizarse todo el que desea invertir en mercados organizados. Algunos de estos riesgos son más manejables que otros, y algunos no tanto. Pero lo importante es recordar que invertir y apostar son dos actividades totalmente distintas. La primera es una en la que se está consciente de los riesgos, y se establecen estratagemas racionales para su mitigación.
No suma cero
(Artículo publicado en Revista Agenda, Panamá, ed. de junio de 2011)
La ventana rota
Posted by Jaime Raúl Molina in Economía on mayo 16, 2011
Ánimo de lucro
Posted by Jaime Raúl Molina in Economía, Negocios, Sociología on abril 17, 2011
De guandú, agua y precios
Posted by Jaime Raúl Molina in Economía on febrero 15, 2011