La gasolina está barata

(Artículo publicado en Revista Agenda, julio de 2008)

Hace 2 años le dije que se olvidara del petróleo barato (“Por buen rato, olvídese del petróleo barato”, AGENDA marzo 2006). En esos tiempos el barril de petróleo había llegado a $70, y la gasolina había estado cerca de los $4/galón en Panamá, aunque no llegó a dicha cifra. Ahora, en 2008, el crudo ha llegado a sobrepasar los $130/barril y la gasolina está bien por encima de $4/galón. Ahora, si usted cree que gasolina a $4/galón es malo, prepárese para $10/galón, porque para allá vamos.

La fiebre no está en la sábana

Recientemente he visto cadenas de correo electrónico invitando a la ciudadanía a organizarse para no comprar gasolina a las estaciones de las grandes petroleras. El argumento detrás de la idea es que, si tan sólo dejamos de comprarle gasolina a ellas, éstas grandes petroleras se verán obligadas a reducir los precios.

Por otro lado algunos culpan de los altos precios a los especuladores, los chivos expiatorios de siempre. En Estados Unidos algunos senadores están hablando de establecer legislación para restringir a los mercados de futuros, para así controlar la especulación.

Otros, como varios congresistas norteamericanos e incluso algunos candidatos presidenciales en los Estados Unidos, están hablando de establecer impuestos especiales a las compañías petroleras por las utilidades “obscenas” que están obteniendo gracias a los altos precios del petróleo y derivados. Es decir, justo cuando se necesita con urgencia estimular el aumento de la producción, a estos políticos se les ocurre hacer precisamente lo contrario, castigando a los encargados de producir el petróleo. ¡Tremenda idea!

Fundamentos

La demanda de petróleo ha venido creciendo mucho más rápido que la oferta durante mucho tiempo. De hecho, la producción mundial de crudo ha llegado o está llegando a su punto máximo (Peak Oil). Por ejemplo, Cantarell, uno de los campos petrolíferos más grandes del mundo, alcanzó su punto máximo de producción en 2004, con una producción de 2.1 mbd (millones de barriles diarios) y está declinando desde entonces. Para este año 2008, el estimado de la petrolera estatal mexicana PEMEX es que Cantarell producirá en promedio 1.4 mbd, y la proyección es que su producción diaria continuará declinando a un ritmo de 13% por año.

Cantarell no es un caso aislado. La producción de Noruega en el Mar del Norte alcanzó su pico en 1999 y desde entonces ha venido declinando. La producción del Reino Unido alcanzó su pico en 2001 y desde entonces viene declinando, tanto que hasta hace poco eran exportadores netos, y ahora son importadores netos de petróleo.

¿Por qué los productores no previeron esto? Algo que debe ser tomado en cuenta en las economías del petróleo, es que aproximadamente dos terceras partes de las reservas mundiales están en manos de compañías estatales, y todos sabemos que las compañías estatales son pésimas planificadoras y administradoras de recursos. Es un hecho universal que cuando se nacionalizan recursos, más temprano que tarde la producción comienza a declinar, debido entre otras cosas a insuficiente inversión. Todo yacimiento de petróleo tiene un período útil de producción, y su capacidad de producción diaria marca en el tiempo la forma de una campana. Una vez que alcanza su producción máxima, se mantiene allí por un tiempo y luego comienza a declinar. Las empresas privadas tienen todos los incentivos económicos para prever esto y anticiparse, invirtiendo en exploración para reemplazar y ampliar las reservas a medida que van siendo explotadas. Pero las empresas estatales tienen incentivos distintos, e inevitablemente siempre descuidan la inversión en mantenimiento de la capacidad productiva.

Por otro lado, el ecologismo radical y el anticorporativismo de nuestra época tampoco ayudan. Las compañías petroleras son un blanco particularmente cómodo para los ecologistas radicales. El ecologismo radical agrava la insuficiente oferta de petróleo haciendo cada vez más difícil la exploración y la explotación de petróleo. Para muestra un botón: en Alaska existe un depósito bajo la Reserva Nacional de Vida Salvaje del Ártico (ANWR, por sus siglas en inglés), capaz de producir 1 mbd, que no está siendo explotado supuestamente para "conservar" la reserva de vida salvaje. Pero la explotación del yacimiento no requiere acabar con la reserva ni mucho menos ponerla en peligro. Simplemente requeriría ocupar una minúscula parte de la superficie para explotar el yacimiento que, después de todo, está bajo tierra. En 1996 el entonces Presidente Bill Clinton vetó su explotación, alegando que tomaría 10 años en producir la primera gota de petróleo. Bueno, ahora mismo estaríamos disfrutando de ese petróleo, pero gracias a que aún no se ha levantado la prohibición, esa enorme fuente de crudo no puede ser aprovechada.

La pesadilla apenas inicia

Al menos por los próximos quince años, y quizás por más tiempo, no volveremos a ver petróleo barato. El barril de petróleo no volverá siquiera a los niveles de 2005-2007 de $60-$70 por barril. De hecho, el petróleo continuará aumentando en dicho período. Prepárese para $200/barril, y luego $250/barril, y de allí, $300/barril. ¿$4 por galón de gasolina le parece caro? Pues prepárese para pagar, de aquí a tres años, $8/galón. Y luego $10 y luego $12 por galón, a más tardar dentro de siete a diez años. Sí, leyó bien: doce dólares por galón.

Una objeción común a esta proyección es que, ante precios tan altos, la demanda se reducirá y los productores tendrán que reducir el precio nuevamente para poder continuar vendiendo. Argumento que ignora el hecho económico que es precisamente cuando la demanda se reduce hasta el punto en que deja de exceder a la oferta, que los precios se estabilizan. Es decir, los precios continuarán aumentando hasta que la demanda deje de exceder la oferta.

Lo que ocurre es que el petróleo y sus derivados tienen demanda muy inelástica. Después de todo, usted no puede simplemente decidir que ahora va a dejar de comprar gasolina porque está muy cara. Usted tiene que seguir movilizándose hacia su lugar de trabajo. Lo que sí hará es reducir sus paseos opcionales, pero no los necesarios.

¿Qué hacer entonces?

El petróleo carísimo es una realidad ante la cual lamentarse y quejarse es tan efectivo como quejarse del clima. Ante lo que no podemos controlar, lo único racional es prepararse y adaptarse. Nuestros estilos de vida van a cambiar radicalmente, y para mal.

Para comenzar, el que tenga auto grande con mucha cilindrada, que se deshaga de él cuanto antes y se cambie a algo lo más económico posible. Pronto será muy raro ver andar un auto con una sola persona dentro. Los compañeros de trabajo comenzarán a organizarse para ir varios en un mismo auto hacia la oficina todos los días. Veremos más gente en motocicletas, y más gente a pie. Los viajes por avión se encarecerán y la gente viajará menos, mucho menos.

O puede uno optar por lamentarse y culpar a las petroleras, y esperar sentado a que llueva petróleo y por milagro se nos solucione el problema. ¿Cuál será?