Fútbol y Economía

(Artículo publicado en Revista Agenda, edición de agosto de 2010)

Acaba de pasar la fiebre de la Copa del Mundo, pero el fútbol representa un excelente tablero para ilustrar muchos conceptos de Economía.

Creación de capital

En la Copa del Mundo de la FIFA, participan selecciones nacionales, es decir, representan a países. Pero la calidad de los jugadores ha sido creación totalmente privada. El fútbol está estructurado en todas partes como un asunto de organizaciones privadas, los llamados clubes de fútbol. Son estos clubes los que, en su afán por tener el mejor equipo y ganar sus respectivos torneos nacionales (organizados por federaciones privadas de clubes), están en constante búsqueda de nuevos talentos para contratarlos y desarrollar su potencial deportivo, en provecho del club. Aquí vemos el afán de lucro, sólo que en el fútbol no el objetivo no es generar ganancias dinerarias, sino ganancias deportivas. Pero el principio es el mismo. Lionel Messi ha podido cultivar y desarrollar su potencial gracias a que un club privado de fútbol (FC Barcelona) lo contrató y le paga para que sólo juegue fútbol. No fue porque el Estado argentino decidiera pagarle para desarrollar su talento.

El club además contrata un ejército de recursos para desarrollar la productividad de sus jugadores. Desde nutricionistas, psicólogos, entrenadores físicos, médicos deportivos, hasta gimnasios privados para los jugadores del club, y muchas otras facilidades que forman parte del capital del club.

Especialización y Ventajas Competitivas

El trabajo de Messi es armar jugadas de gol, no defender ni proteger el propio marco, y gracias a esa especialización es que Messi es tan efectivo y temible. Del mismo modo, Iker Casillas es un gran arquero porque su único trabajo es ser arquero. Si tuviera además que buscar hacer goles, no sería tan bueno ni en una ni en otra cosa. Lo mismo ocurre en la producción de bienes y servicios. El cirujano ocular es bueno en lo suyo porque se ha especializado en ello. A la sociedad le conviene que el cirujano ocular se dedique exclusivamente a su especialidad. El momento en que el cirujano ocular tratase de ejercer la Medicina General, la sociedad probablemente saldría perdiendo.

Globalización

La competencia implica que no hay chauvinismos en el fútbol profesional. En las ligas profesionales no hay aquello de que en un club todos los jugadores deban ser nacionales del país de donde es el club. En el FC Barcelona, por ejemplo, juegan Lionel Messi, Daniel Alves, y otros jugadores no españoles, y forman parte del once titular. La participación de extranjeros no perjudica ni ha hecho menos competitivo al fútbol español, sino todo lo contrario. El tener en su liga a jugadores de primer orden como Kaká, Cristiano Ronaldo, Messi y otros, sólo puede beneficiar al fútbol español, pues competir con los mejores sólo te puede llevar a mejorar tu nivel, y esto aplica en cualquier disciplina. En efecto, España ganó la Copa del Mundo, lo que corrobora el punto.

Se evidencia hoy día la trillada pero muy cierta observación de que en el fútbol “las distancias se han acortado”. Por ejemplo, Japón dio una muy buena presentación en la pasada Copa del Mundo. El gran avance del fútbol japonés se debe en gran medida a que en los últimos años en su liga han contratado técnicos extranjeros de gran éxito, como Zico. El contratar técnicos extranjeros en los clubes trae como beneficio la importación de know-how, y lo mejor es que ese know-how se transmite a los asistentes y demás personal técnico, entre los cuales hay japoneses, y por tanto así se va formando la próxima generación de técnicos japoneses, con conocimientos y talentos muy superiores a los de la generación que los antecedió.

Innovación

El afán de ser los mejores, trae también innovación en el fútbol. Un ejemplo: el fútbol totalmente ofensivo, el jogo bonito de los brasileños de 1970, y de clubes como el Real Madrid de los años 60, no sólo cautivó a los aficionados por lo espectacular, sino que también era fulminante con los adversarios. La presión al ataque era tan sobrecogedora, que los rivales no podían sobreponerse y perdían irremediablemente. Esto trajo como respuesta, que los técnicos de equipos con menos talento ofensivo tuviesen que ingeniárselas para defenderse mejor. El resultado fue surgimiento de tácticas defensivas mucho más eficaces, tanto que llegó el momento en que el fútbol predominantemente defensivo fue superior al ofensivo. Italia dejó en el camino a un Brasil espectacular en la Copa del Mundo de España ’82, gracias a esto.

Pero a fin de cuentas todos quieren ganar, y ello requiere anotar goles además de impedir los goles en contra. De modo que los técnicos desarrollaron jugadas prefabricadas y practicadas múltiples veces, para sorprender las defensas adversarias. Muchas de estas jugadas prefabricadas implican el engaño, para hacer creer al adversario que se dará pase a un jugador, cuando en realidad se le hará a otro. Y así la lucha entre el interés por anotar y el interés por no dejarse anotar, continúa forzando a los técnicos a desarrollar todo el tiempo nuevas tácticas, nuevas jugadas, nuevas formaciones en el terreno de juego. Esto es innovación continua y el resultado es un fútbol cada vez más rico para el aficionado. Del mismo modo que la competencia entre distintas empresas en un mismo mercado, trae cada vez mejores bienes y servicios, e innovación tanto en lo tecnológico como en prácticamente todo lo demás, para el beneficio de toda la sociedad.

Rendimientos Decrecientes

El objetivo en el fútbol es anotar más goles que el adversario. Esto implica que un equipo exitoso debe tener un buen balance entre ataque y defensa. Demasiado énfasis en el ataque trae como resultado un equipo desbalanceado. La selección de Argentina ilustró esto perfectamente en la pasada Copa del Mundo. Indiscutiblemente, la mejor delantera de la Copa la tenía Argentina: Messi, Higuaín, Tévez, D. Milito, entre otros, todos ellos jugadores de primer orden y que en la pasada temporada tuvieron excelentes desempeños en sus respectivos clubes. Sin embargo, la selección argentina descuidó negligentemente su defensa, y era previsible que ante un rival con buen ataque, dicha ofensiva temible caería víctima de su desbalance. Así le ocurrió contra Alemania, en la aparatosa derrota 0-4 que los apeó de la Copa.

Esto mismo nos lo predice la Ley de Rendimientos Decrecientes en Economía. Dicha Ley nos enseña que hay un mix óptimo de los diferentes insumos requeridos en todo proceso productivo, pero que cuando añadimos de un mismo ingrediente más allá de la cantidad óptima, el resultado es que la calidad final no mejora sino que se deteriora. Argentina no necesitaba tantos delanteros a la vez en el cuadro, y le hubiese venido muy bien tener un poquito menos ataque y algo más de defensa.

La próxima vez que vea un partido de fútbol, piense que aparte de entretenimiento, nos puede enseñar muchas cosas sobre Economía y negocios.